Narración: Delfia y el pez


Delfia era un hada que volaba libre en un cielo donde solo unos pocos elegidos podían pero ella no era feliz, odiaba volar. 

Ella deseaba nadar en el océano y encontrarse con su amado. No, su amado no era un sireno o tritón. Delfia idolatraba a un pez que siempre la seguía. 

Ella volaba en las nubes y el pez la seguía en el mar. Esta relación, aunque peculiar, era lo único que ilusionaba a Delfia. 

Desafortunadamente, nunca encontraba al pez quieto, siempre iba de un lado a otro y cuando se notaba cansado se hundía en lo profundo del abismo marino donde no le podía seguir. El siempre nadaba tan libre y veloz.

Delfia, consciente de eso, quería nadar y así algún día hablar con su amado pero por mas que practicaba, sus majestuosas alas le impedían nadar de manera correcta.

Era impensable que en su condición actual pudiera alcanzar la velocidad de aquel pez. Tanto fue su afán que un día, sin mas, decidió cortarse las alas y cocerse las piernas para que simularan una aleta. 

Practicó hasta ser capaz de alcanzar a dicho pez. Desafortunadamente cuando lo logró... el pez la atacó. Delfia no podía escapar pues ya no era capaz de volar. 

Que ironía, no sentían lo mismo, el pez solo la veía como una distracción pasajera.






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